viernes, 2 de septiembre de 2011

UTILIZACIÓN CORRECTA DE LOS CÓDIGOS DE BARRAS

El código de barras dejó hace años de ser patrimonio exclusivo de la gestión eficiente de detallistas y proveedores, y se ha constituido en una verdadera garantía para los consumidores. El problema, afirman los entendidos, es que gran parte de éstos no lo percibe como tal ni se queja ante un producto rotulado con un precio distinto al que informaba la etiqueta, ante un código que no se lee en forma automática o ante un producto que, derechamente, no lo conservaba en óptimas condiciones.
 
Escanear productos –esa capacidad de capturar datos en forma automática en cada punto de la cadena de valor- ha facilitado la rapidez y eficiencia en la gestión del negocio detallista a nivel mundial desde sus comienzos en la década de 1970. A nivel más masivo, la aplicación de la identificación automática de productos se ha dado con más fuerza en el sector supermercados.

Pero, a pesar de que los códigos de barras tienen la capacidad de recolectar datos en forma precisa e inmediata, lo cierto es que muchos puntos de venta fallan en contar con prácticas de codificación destinadas a mantener datos actualizados y etiquetas con los precios correctamente rotulados en las estanterías.
Desde hace dos años, EAN Irlanda ha venido desarrollando con fuerza un trabajo conjunto con el sector detallista de ese país, en donde cerca de 1.200 retailers han accedido a firmar el Código de Buenas Prácticas de Codificación como una forma de asegurar a los consumidores que el precio que ellos han rotulado en las estanterías coincide con el precio que marcará la cajera al escanear el código de barras de un determinado producto. Esta campaña –“Price You See, Price You Pay” (Precio que usted ve, precio que usted paga) ha comprometido a los detallistas irlandeses, además, a que la información sobre el precio del producto estará desplegada cerca de éste, en la caja y en la boleta.

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